¿Y dónde está la corrupción?
Por Franco Arce:
Por lo general solemos escandalizarnos por actos de corrupción que son denunciados a través de medios de comunicación. Estos se han hecho más visibles a partir de la caída del régimen fujimorista con los famosos vladivideos que pusieron al descubierto graves hechos de corrupción tanto de funcionarios públicos, autoridades, como de empresarios.
En los últimos días, el Presidente Martín Vizcarra, ha propuesto que todos los postulantes a la Policía Nacional del Perú (PNP) deberán pasar por la prueba del polígrafo a partir del año 2019. Para algunos esta idea parece acertada, para otros no; y, opiniones diversas, siempre habrán. Lo cierto es que deseo centrar este pequeño artículo en los tipos de corrupción, que, evidentemente todos tienen impacto en nuestra economía y en nuestro desarrollo como país.
En reuniones coloquiales cuando tocamos el tema de la corrupción siempre hago el mismo ejemplo que hasta hace algún tiempo, algunos discrepaban conmigo; pero, hoy en día luego de los escándalos de corrupción en nuestro sistema de justicia, por fin terminan dándome la razón. El ejemplo al que hago alusión es que tanto los organismos relacionados a la justicia (fiscalía, poder judicial, procuradorías, etc) junto con los medios de comunicación se han dedicado a deteriorar la imagen de la Policía Nacional del Perú a través de sus problemas de corrupción, que, evidentemente existen.
Sin embargo, podría definir la corrupción que existe en la PNP como una que es “al menudeo”, en donde existen coimas menores para evadir infracciones de tránsito, por ejemplo y hechas por un ciudadano común y corriente, mientras que por la otra parte por lo general es un suboficial de la policía. Esta situación se caracteriza porque evidentemente la primera parte desea evadir una multa o infracción y la segunda al no sentirse bien remunerada o tener necesidades de dinero accede a una coima, lo cual evidentemente no justifica el accionar.
Mientras que por otro lado tenemos coimas millonarias a jueces y fiscales sobre temas que afectan aún más a la sociedad como puede ser el dejar libre a un asesino o violador, sólo por dar un ejemplo. Con esto no quiero hacer un comparativo por grado de gravedad de la coima o de lo que pretendería tapar cada acto de coima para evadir la justicia o alguna sanción; sino, que la sociedad influenciada por distintos actores que ya mencioné en párrafos anteriores y también porque les toca vivir de cerca dicha situación, perciben como más corrupta a la policía.
Hacer más riguroso el ingreso a la policía nacional incluyendo la prueba del polígrafo me parece correcto; sin embargo, esto no es una garantía de que al salir de la escuela el oficial o suboficial no vaya a cometer algún acto de corrupción. Se necesita una reforma integral con mejores salarios e incentivos y que se vuelva a hacer por ejemplo la labor previa de investigación al postulante que hoy en día ya no se hace, en donde se estudiaba los vínculos que tenían, ya sean amigos o familiares, el lugar donde viven, entre otros aspectos.
Urge una reforma en el sistema de justicia, pero no de la manera en que se pretende dar post referéndum, lo cual es otro tema de debate que no pretendo tocar en este artículo. Quisiera concluir este pequeño llamado a la reflexión con que a lo largo de los últimos 20 años aproximadamente, se han ido quitando atribuciones y funciones a la Policía Nacional del Perú como se pretenderá hacer pronto en donde la fiscalía tendrá la conducción total de la investigación y ya no la policía a través de sus áreas de investigación criminal (más conocidos como Dinincri, divincri y sus derivados).
Reformas estructurales, sí. Y cualquier mejora para beneficio de la sociedad que sea bienvenida; pero, no se puede permitir que por intentos de satanizar instituciones como la PNP, se deje de lado otras, en las cuales la corrupción abunda y son el pan de cada día.