Testimonio de amor, prevención y control

Por: Amelia Quesquén

Tenía 25 años cuando sucedió y fue después de terminar un día de comisiones de servicio que tenía por trabajo. Estaba por descansar y de pronto me doy cuenta que mi sostén se había manchado de sangre en la parte derecha del pezón; obviamente me pareció rarísimo, pero pensé un momento y dije: “No me voy a alarmar, si mañana pasa lo mismo llamaré a mamá a contarle”…

Dejé pasar un día más y fue lo mismo, nuevamente el sostén con sangre en la parte del pezón. Reincidencia pensé, y empecé a “googlear” para ver que podría ser lo que tenía (no quería pensar lo peor) quería tener todas las alternativas para cuando tenga que decirle a mamá lo que me estaba pasando, darle las opciones de las supuestas enfermedades o lesiones que podrían ser.

Lo primero que siempre te aparece en el buscador así pongan el mínimo de síntoma, creo que será “cáncer” como respuesta; pues eso pasó cuando realicé mi búsqueda “cáncer de mama, cáncer de mama” decía por todos lados y obviamente me asusté; no sabía si decirle a mamá, o ir por mi cuenta a hacerme mis exámenes y cuando tenga algún diagnóstico decirle. Mientras tanto, lo que al principio eran manchas, se convirtió en más frecuente, el sangrado aumentaba…

Decidí ir a un centro privado, muy conocido en Lima por ser supuestamente especialistas en prevención de embarazos, análisis, muestras y atención a jóvenes, que en ese momento (incluso creo que hasta la fecha) es uno de los preferidos por muchas chicas. Bueno, me atendió la mastóloga de ese entonces, y saben, fue una de las peores experiencia de mi vida, pues sin diagnóstico cierto, sólo con revisión y habiendo palpado la parte afectada de mi cuerpo, me dió un posible diagnóstico, un costo presupuestal que generaría operarme y extraerme toda la parte afectada (todas las glándulas del radio del pezón, según ella) para analizarlo y ver si era benigno o maligno lo que tenía (para descartar cáncer de mama); incluso dijo que la única consecuencia de ese procedimiento sería que no podré dar de lactar por ese pezón, cuando sea madre.

En ese momento, mientras ella háblala de sus precios, del lugar donde operaba, de la rebaja que me haría, mi mente se quedó en blanco, me quedé helada, ella háblala y háblala y juro que no escucha nada de lo que me decía, como cuando solo escuchas un eco a lo lejos y piensas que no es real, como si tu mente no quiere aceptar o procesar lo que estas escuchando. Así salí del consultorio, en shock. Caminé un par de cuadras y me senté en un banquillo de un pasaje que había cerca a una avenida y me puse a llorar del susto. ¿Qué le digo a mis papás? ¿Qué hago?. Y llamé a mamá (error mío llamarla en ese estado) le dije y se asustó, se puso nerviosa, estaba en su trabajo y sin duda terminé su día; sin embargo, lo peor fue en la noche cuando tuvieron que decirle a mi papá, quien de solo pensar que había probabilidad de que fuera cancerígeno lo que tenía, su voz entrecortada en el teléfono y su silencio lo dijo todo.

No me quedé tranquila y decidí buscar una segunda opinión, es entonces que una amiga de la familia, quien superó un cáncer de mama, al enterarse me llamó de inmediato y me dijo: “Mamita, mañana en la madrugada anda a PREVENCIÓN del INEN”. ¡Gran consejo!

A la mañana siguiente, fuimos con mi hermano, y a las 4 a.m. estábamos haciendo cola en el INEN para pasar al área de PREVENCIÓN. Pagamos un monto mínimo de derecho de atención y luego de una larga espera (va muchísima gente) me atendieron. Cuando mostré al médico los papeles que tenía de la primera revisión y lo que me había dicho aquella mastóloga, me miró y me dijo una frase que no deja de ser cierta “A veces, los médicos se materializan tanto que van a querer operarte por lo que sea, con tal de obtener un beneficio; pero aquí te vamos a revisar las personas que todos los días estamos entrenadas para detectar un cáncer”.

En efecto, revisó la zona afectada, me cubrió y me dibujó de la manera más dinámica posible la zona afectada y todos los conductos que llevaban a la segregación del fluido de sangre por parte del pezón, me comentó algunos casos y coloraciones de líquidos sospechosos de ser cancerígenos, y lo más importante, me derivó a que me realicen otros análisis mucho más profundo para ver si había alguna tumoración intraductal y recién así proceder a intervenirme para descartar alguna tumoración cancerígena. ¡Con base, con sustento!

Luego de todos los resultados de mis análisis y descartar que no me tendrían que extraer el 100% de los conductos del pezón (como me asustaron en un principio) sino, sólo un 30% que era lo que estaba afectado, dieron como resultado que no era cancerígeno, y sin duda fue el resultado más esperado de ese momento.

Si se tomaron el tiempo de leer este testimonio, no es para que quede como una anécdota más y pensar que nunca les puede suceder, es para crear conciencia y promover que cada vez más mujeres podamos acceder a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos. Lo mío pudo ser cáncer, gracias a Dios no lo fue, me pudieron extraer todo el pezón, pero, me informé y busqué alternativas. Quiero que tomemos conciencia que la detección temprana es fundamental para el tratamiento y la cura del cáncer de mama y de otros tipos de cáncer.

Justo este mes, el 19 de octubre se celebró el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, pues es uno de los tumores más frecuente en las mujeres (dentro de las cinco neoplasias más frecuentes se encuentran el cáncer del cuello uterino, el cáncer de la mama y el cáncer de la próstata) en ese sentido, el promover ese día busca concienciar a la sociedad de la importancia de la investigación y el diagnóstico precoz de esta enfermedad.

Lastimosamente, se sabe que en el 2018, cinco mujeres murieron cada día, en el Perú, víctimas del cáncer de mama y se registraron 6,985 casos de este mal, según cifras brindadas por el Ministerio de Salud (MINSA) es por eso, que ellos recomiendan que, a partir de los 20 años, todas las mujeres nos realicemos un despistaje oncológico anual. En tanto, las mujeres mayores de 40 tienen que hacerse, adicionalmente, una mamografía.

Por otro lado, es muy importante señalar que, el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) donde me atendieron, brinda atención a pacientes portadores de tumores benignos y malignos, así como de enfermedades pre- malignas y otras relacionadas a los diversos tipos de cáncer; sin embargo, es necesario que se difunda y se ampliaran los programas de PREVENCIÓN, puesto que el volumen de atención es enorme y por falta de esta, y de conocimiento, llegan muchas personas en estadios avanzados de la enfermedad.

Por esta razón, quiero que tomen conciencia de lo importante de la prevención y si detectan, así sea la mínima anomalía en su cuerpo, no esperen, acudan rápido a un centro confiable de despistaje, y jamás, por más adverso que sea el diagnóstico, se den por vencidos; pues recordemos que, gran porcentaje que logra detectar a tiempo esa enfermedad, logra vencerla.

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