SUNEDU: ¿Juez y verdugo?
Por: Antonio López
El día 10 de octubre nos enteramos que la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) denegó el licenciamiento a la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (UIGV), casa con más de 50 años, con 97 carreras de pregrado, con más de 16 mil estudiantes y con un rector denunciado por ganar más de dos millones de soles. Sunedu aduce que la UIGV no cumplió con ninguna condición básica de calidad; con deficiencias en su gestión institucional, inconsistencias de la información de su mantenimiento y equipamiento, dudosa sostenibilidad financiera, locales que no cumplen con la normatividad de seguridad vigente, y ese punto preocupa por la seguridad que ofrece a sus alumnos. Lo más preocupante es que la UIGV no presentó planes de estudios para sus programas declarados, ni ha demostrado la implementación y gestión de las actividades de investigación planificadas importantes para darle el valor diferenciado. Sunedu le pide que suspenda su proceso de admisión bajo cualquier modalidad, pero que no interrumpa sus ciclos en curso, y que en un plazo máximo de dos años deberá cerrar.
A la fecha ya van 19 instituciones educativas sin licenciamiento de autorización. Muchas de las universidades afectadas han manifestado tratamiento diferenciado en el proceso de licenciamiento y lo que han solicitado es tiempo para subsanar las observaciones y seguir funcionando. Ahora, tomando en cuenta lo dicho por Sunedu, si se les obliga a cancelar sus procesos de admisión, lo primero que afectará será su liquidez inmediata y la posibilidad de invertir justamente en subsanar las observaciones; sin contar con el efecto golondrino sobre sus estudiantes, los mismos que buscarán migrar a una universidad que les garantice culminar sus carreras sin mayores problemas. No me queda claro si con estas medidas Sunedu busca llevar al cierre de esas casas de estudios, toda vez que su misión es “promover una cultura de calidad en la educación universitaria para apoyar el desarrollo socioeconómico del Perú”, y si el verbo es promover, con las acciones tomadas lo único que logrará es dejar ahora a 16 mil estudiantes en la angustia y el limbo universitario.
Queda claro que el más afectado en todo este problema es el estudiante, el mismo que busca la casa de estudios que más se acomode a sus posibilidades económicas, y llene sus expectativas académicas.
Si bien es cierto, vivimos tiempos de competitividad y una imperiosa necesidad de darle calidad al universitario peruano, la verdad es que el trato diferenciado de las universidades evaluadas por parte de Sunedu deja mucho a la imaginación y suspicacia, más aún cuando lo que se debería hacer, según mi opinión, antes que negarles la licenciatura, es establecer un cronograma a corto plazo para subsanar las observaciones, y que aquellas universidades observadas, sean supervisadas constantemente en virtud de las observaciones encontradas, caso contrario para aquellas universidades que obtuvieron su licenciatura en los plazos establecidos en mérito a su cumplimiento.
Si después de los plazos otorgados para subsanar, estas universidades no logran su licenciamiento, y en salvaguarda de la calidad educativa de sus alumnos, deberían cerrar. Que no se diga después que no se les dio la oportunidad.
No está en juego solo la inversión, también está en juego la calidad de la educación de nuestros jóvenes, está en juego la inversión y el sacrificio de sus familias, está en juego la calidad del futuro laboral de nuestro país. Si queremos un país sin corrupción necesitamos una educación de nivel, de valores y que responda a las expectativas.