Simulación

Por: Aquiles Contreras

Vivimos en un mundo cada vez más integrado, producto de la globalización; la información antes tan difícil de obtener, hoy esta puesta a disposición de todos sea por libros, revistas, periódicos y/o por el internet; creo que nunca antes el conocimiento humano ha estado tan al alcance de la sociedad.

En un  mundo con tantas fuentes de información estamos expuestos a toda clase de la misma; tan diversas en materia, especialidad y/u otros. Esta proliferación es impulsada por el deseo natural en el hombre por el saber, el cual le produce sentimientos de incredibilidad, incomodidad y molestias pero que a la par le inspira y fascina encontrar respuestas a las cuestiones que el hombre se plantea en su vida; que resulta ser la virtud más grande del género humano: la incansable búsqueda por el saber.

En estos tiempos, donde el desarrollo de la tecnología impera y transforma nuestras vidas con cada avance y revolución tecnológica, no cabe duda que todo el conocimiento alcanzado por los hombres es canalizado a través de estos medios, conservándose y trasmitiéndose de generación en generación. En vista de ello, no puedo dejar de sentirme maravillado ante el ingenio humano ante obras como: computadoras, smartphones, tables, internet, televisores y otros instrumentos cada vez más poderosos, ligeros y rápidos.   

Sin embargo, de esta sinergia conocimiento-comunicación resultaría que existe una vocación por trasmitir información vacía e inútil en la actualidad, puesta a la venta minuto a minuto al mejor postor y, con ello, se abre la discusión sobre si tal acto es moral; muchos especialistas en la materia han señalado que el ser humano siempre prefiere hacer lo que menos esfuerzo le demanda y, en ese tenor, procura por esquivar el esfuerzo intelectual; eso en cierta medida explicaría por qué programas televisivos (reality show, programas de espectáculos y otros)  tendrían mayor audiencia que programas culturales o afines o por qué en un país como el Perú, es el caudillismo o al anti voto (propiciado por los medios de comunicación) la preferencia popular.

En consecuencia esta fuente de transmisión de conocimiento e información, sesgada o transformada a intereses particulares, devendría en una simulación de la propia realidad, como señalaba el filósofo francés Jean Baudrillard “No se trata de una imitación y reiteración (…) sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real” En ese sentido la simulación de la realidad  no solo ha superado a la realidad misma, sino a la misma verdad.

Finalmente, en una sociedad donde la gente consume lo que ve en la televisión, lo que escucha por radio, o lee en diarios o por el internet nunca verán la realidad de la pobreza, de la tasa de desempleo, de la anemia, de la corrupción que los rodea, o de los grandes problemas de nuestra sociedad pues esta realidad se encuentra oculta detrás de los fuegos de artificio de la simulación; puesto que vivimos en una simulación o como Baudrillard denomino: el espectáculo de la realidad, espectáculo que no nos permite ver el precipicio.

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