¿Qué sabemos de los regalos sociales, empresariales y oficiales?

Por: Wilfredo Pérez Ruiz

Al referirme a este simpático tema quiero compartir aportes encausados a ampliar su perspectiva. Ante todo, cualquier momento es propicio para dar un regalo. Sin embargo, debemos contemplar con minuciosidad innumerables cuestiones culturales, tradicionales y religiosas a fin de evitar generar incomodidades y erradas interpretaciones.

En tal sentido, es conveniente conocer los obsequios censurados en diversas partes del mundo. En Francia perfume a las mujeres casadas; en los pueblos musulmanes licores y algo conectado con perros o cerdos; en Japón dulces y juguetes a los niños; en Corea el rojo se asocia con la sangre y la muerte (nunca algo totalmente de este color); en China cualquiera con forma de pato, así llaman a los hombres que se prostituyen y, aparte, simboliza la muerte y la desdicha; en estados africanos las frutas, sobre todo plátanos. Para sus habitantes no son los “caramelos de la naturaleza”, sino forraje para el ganado.

En nuestra vida cotidiana entregamos un “regalo social” en nacimientos, bautizos, primeras comuniones, cumpleaños, bodas, aniversarios, navidades, almuerzos, cenas y celebraciones especiales. Al elegirlo apele a la originalidad, obvie elevados costos y soslaye personales (sólo con familiares y allegados) y publicitarios. Si desconoce las preferencias de la persona a la que hará uno, puede preguntar al entorno, generar pláticas provocadas y, por último, indagar sus gustos o necesidades. Eluda animales, prendas íntimas y objetos de broma.

Es importante apreciar varios detalles: retirar la etiqueta del precio, usar una envoltura nueva y apropiada, colocar cintas, lazos y una tarjeta al interior. Se ha preguntado: ¿Cómo entregarlo? De pie, con ambas manos, haciendo una ligera reverencia, procurando que el destinatario esté a la derecha y espere el instante oportuno; así esquivará una situación incómoda como aconteció con la ex primera dama norteamericana Michelle Obama cuando recibió uno de Melania, la esposa del entrante mandatario Donald Trump, en la Casa Blanca (2017). Un gesto educado y explícito de finesa: agradecerlo mediante una comunicación telefónica, correo electrónico o esquela.

Una pincelada imprescindible está la referida a la cortesía de abrir el regalo. Todo dependerá de las costumbres del lugar en el que estemos. En países orientales éste no suele descubrirse delante de quienes lo hacen. Mientras en occidente es frecuente hacerlo en presencia de los concurrentes. Propongo apelar con sensatez al sentido común ante invitados que no han llevado uno o cuando presumimos su inconveniencia.

Por su parte, el “regalo empresarial” tienen como finalidad afianzar el trato con los públicos de la organización; debe tenerse en cuenta el protocolo, las políticas de la empresa y la identidad corporativa. Con frecuencia hay una línea delgada al entregar un obsequio y la insinuación de un soborno o favorecimiento. Es un tópico difícil para los encargados de protocolo que interesaría resolver, a partir de los preceptos de transparencia imperantes, con el afán de impedirse conflictos éticos. En España concurren empresas que ponen un rótulo indicando “este regalo no vulnera el Código de Ética”.

Conviene que sea voluntario y se prohíben los provenientes de servidores públicos o de quienes estén inmersos en vínculos contractuales; sería útil contener sus detalles en un inventario de la organización. Actualmente éstos están conectados con las tendencias de sostenibilidad. Así, por ejemplo, ciertas entidades proporcionan fundas para tablet elaboradas con botellas reciclables.

Los obsequios podrán ser bienes de consumo, artículos de marca, descuentos o efectivo, como una botella de vino, una caja de bombones, una invitación que incluye alimentos, bebidas, viaje y alojamiento. Los casos habituales son comidas de negocios, visitas, eventos culturales, deportivos y vacaciones, etc. Se recomienda delinear directrices para especificar lo apropiado y brindar orientaciones a los colaboradores sobre qué aceptar o dar a un cliente, vendedor o proveedor. Ésta definirá si pueden consentir dentro y fuera del centro de labores e incluirá las circunstancias. Todo ello demanda observarse con diligencia.

Existe el “regalo oficial” que intercambian jefes de Estado. Éstos tienen un componente cultural e histórico y en eventualidades un mensaje implícito en función de la coyuntura política y de los involucrados. Sus pormenores son coordinados al elaborarse la agenda de la estadía y contendrán criterios de reciprocidad, pertinencia, presupuestos, entre otros.

Los gobernantes africanos otorgan con representación de especies silvestres, los europeos con símbolos patrios y los latinoamericanos, preferentemente, artesanías. En el encuentro sostenido en Suiza entre Joe Biden (Estados Unidos) y Vladimir Putin (Rusia), el titular estadounidense le regaló un bisonte de cristal y su homólogo ruso un juego de escritorio de madera laqueada con motivos típicos (2021).

En ocasiones concurren algunos controvertidos como el crucifijo de tronco en representación de la hoz y el martillo, denominado el “crucifijo comunista”, entregado por Evo Morales (Bolivia) en su audiencia con el Papa Francisco I en el Vaticano (2015).  El polémico Hugo Chávez (Venezuela) no podía estar ajeno a estos sucesos y dio a Barack Obama, en la V Cumbre de las Américas en Puerto Rico (2009), el libro “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano. Una publicación que denuncia los abusos de los Estados Unidos en América Latina.

Es interesante anotar que la reina Isabel II está imposibilitada de quedarse con los regalos recibidos. En concordancia con las reglas británicas pasan a ser administrador por la Royal Collection Trust, una sociedad benéfica instaurada por su majestad (1993), por tratarse de bienes estatales. Con el propósito que el público conozca su amplia selección de obsequios en 65 años de reinado se expusieron en el Palacio de Buckingham cerca de 200 (2017).

La Casa Real Española hizo público el listado de los 246 regalos aceptados por sus majestades en el 2020. De acuerdo a su legislación forman parte del patrimonio nacional y cada año se detallan. El rey recibió 89; entre los que destaca un casco de Fernando Alonso firmado por el piloto o una camiseta personalizada del Real Madrid de baloncesto. La reina Letizia 61 donativos. Del mismo modo, de forma conjunta obtuvieron 70; para la reina, la princesa y la infanta fueron 14; dos para la princesa en solitario, uno para la infanta y nueve para ambas.

Las reglamentaciones de la Oficina de Ética de los Estados Unidos precisan: “Un empleado podrá aceptar regalos no solicitados que tengan un valor agregado en el mercado de 20 dólares o menos por fuente por ocasión, siempre y cuando que el valor agregado individual de los regalos recibidos de cualquier persona conforme a la autoridad conferida por este párrafo no exceda 50 dólares en un año calendario”. De igual forma, el presidente está impedido de gastar más de 2,000 dólares en un obsequio.

Según Susana Blasco, funcionaria del Congreso de los Diputados (España), se empezaron a regular siguiendo un Código de Conducta de las Cortes Generales como resultado de las disposiciones de transparencia. Por lo tanto, deben transferirse a la cámara cuando exceden ciertos montos. Se creó un área para velar por estos asuntos. Una modalidad novedosa y con alto simbolismo y, además, creativa: el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de Aragón (España) da a sus miembros que se retiran el letrero con sus nombres en una caja con el texto de su nombramiento.

Es imprescindible delimitar los presentes en correlación con el protocolo y las buenas prácticas empresariales, con la intención de impedir distorsiones a su innegable intención y significado. En la esfera gubernamental comunican elocuentes posiciones, ideas y códigos inherentes al enrevesado arte de la política y de las relaciones diplomáticas.

Seamos capaces de conducirnos con permanente asertividad para que éste sea bienvenido y hable bien del que lo hace y, especialmente, recordemos con afabilidad lo expresado por el poeta y periodista mexicano Antonio Plaza Llamas: “Saber dar es gran virtud, y dar sin tacto, locura; lo que se da sin finura se acepta sin gratitud”.

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