¿Por qué no funcionó la cuarentena?

Por: Alexis Meléndez

La pandemia que padece el mundo viene azotando y actuando drásticamente en contra de todos los niveles de la sociedad, ello obliga a los diferentes gobiernos a tomar decisiones que a la luz de los hechos vienen dando distintos resultados, siendo algunos como Colombia, México, Japón, Corea del Sur, Argentina, Nigeria, entre otros países, que a pesar de tener una mayor población tienen menos muertes y contagios. En ese sentido podemos afirmar que la cuarentena no tuvo éxito en nuestro país y por ello la razón de la prolongación del confinamiento con el fin de evitar la propagación del virus. ¿Quién o quiénes son los responsables? ¿El Gobierno o la población?

Ante las interrogantes puedo afirmar que la llegada del COVID19 a nuestro país se encuentra con un gobierno inestable e improvisado, cuya gestión se basa en las encuestas, preocupado en la forma y no en el fondo de los problemas fundamentales de nuestra nación, por ello no debe sorprender que las decisiones promovidas por el Ejecutivo no fueron efectivas. Quienes nos gobiernan desconocen la realidad social, cultural y económica de nuestra patria,  por ello tomaron decisiones en función de “un debe ser” y no en función de lo que “realmente es”, por ejemplo, nadie duda que el aislamiento social es un adecuado mecanismo de protección contra la pandemia, pero ¿cómo aislar a una población? cuyo 70% aproximadamente está conformada por trabajadores independientes e informales que basan su sostenibilidad a partir del ingreso diario que pueden obtener por el trabajo realizado.

Asimismo, la falta de un equipo técnico especializado y apolítico, lo cual llevó a ejecutar iniciativas improvisadas, y cargadas de contenido ideológico en vez de científico, sin gestión como para poder tomar decisiones rápidas respecto a una población que advertía un éxodo hacia sus lugares de origen o las reiteradas declaraciones poco acertadas de un desconocido Ministro de Salud. En ese marco, el gobierno terminó aislándose políticamente, reducido a un círculo de poder, vocero de estadísticas y expectativas que no se reflejaban en la realidad.

También observamos la complicidad y convivencia con la corrupción, aunque el ingeniero Vizcarra trate de desconocerla, sus antecedentes y los casos irregulares por las compras sobrevaloradas ejecutadas por su círculo político, enlodan cualquier intención o declaración transparente. Además, la entrega al libre albedrío de recursos económicos a las autoridades municipales o regionales terminó promoviendo que la ayuda sea parcializada para algunos, por los favores políticos y no para los que realmente necesitan, como es el caso del Asentamiento Humano Sarita Colonia en el Distrito de Independencia, cuya realidad es de extrema pobreza, sin servicios dignos para vivir y de aguda indiferencia porque ahí no llegó ni la Municipalidad ni ningún tipo de Bono.

Respecto a la población es cierto que hemos visto diversos comportamientos negativos, ciudadanos que omiten a las decisiones gubernamentales, casos evidentes donde la falta de una norma no pasa por la necesidad sino por el ocio o por la simple ausencia del sentido de responsabilidad, de respeto a la autoridad y al prójimo; y si bien estos actos pueden ser aislados y de algunos, lamentablemente, dada la alta capacidad de contagio, los efectos terminan contribuyendo a una realidad muy adversa que nos coloca dentro de los 13 países con más contagios y muertes en el mundo, por ello, es urgente que el Gobierno Central reconozca los errores y replantee la estrategia para ganar esta lucha contra el COVID19, aún y a pesar de los resultados, estamos a tiempo.