Paridad de género en los procesos electorales ¿Oportunidad o discriminación?
Por Amelia Quesquén:
Desde tiempos remotos se viene diciendo que nuestro país se caracteriza por ser un país machista, donde es predominante la figura masculina, sobre todo en nuestros gobernantes; y bueno, para ser sincera, nada de eso se escapa de la realidad, pues a pesar de contar actualmente con pactos internaciones y leyes, seguimos viendo en elecciones, que son ellos a quienes la tendencia sigue favoreciendo.
Un pequeño ejemplo de lo que les comento, son los últimos procesos electorales, donde los porcentajes nos desfavorecen por completo, pues no arrojó a ninguna mujer a la cabeza de alguno de los 25 gobiernos regionales ¡Ninguna!, solo 05 fueron elegidas como vicegobernadoras, y un desalentador número de mujeres lograron ganar las elecciones provinciales, únicamente 07 de 195 alcaldías. Cifras verdaderamente preocupantes.
Pero, ¿Qué pasa con el elector? ¿Por qué no nos eligen en aquellos cargos públicos? ¿Acaso no nos creen capaces de liderar políticamente una región o provincia? Esas son algunas de las preguntas que constantemente se me vienen a la mente cuando veo esas cifras y las tendencias electorales que van más por varones que por mujeres capaces; pues a pesar de tener una ley que establece la cuota electoral de género como medida de acción afirmativa, estableciéndose un porcentaje del 30% de mujeres u hombres en las listas de candidatos, no es suficiente; incluso la propia Defensoría del Pueblo manifestó en algunas de las supervisiones que realizó, que la cuota de género es insuficiente para garantizar el pleno ejercicio del derecho a la participación política de las peruanas.
Sin embargo, con la pésima cifra de representación electoral que tenemos, me quedé sorprendida de cómo muchas de las congresistas, sabiendo este problema de reconocimiento por el cuál recién estamos evolucionando, no defendieron la propuesta de paridad en la Junta Nacional de Justicia (JNJ) que por cierto, me parece el método más adecuado a incluir porque tendríamos el 50% de probabilidades al igual que un varón, es decir, iríamos en porcentajes exactamente iguales; bueno, éstas congresistas lo rechazaron, sustentando en ¿Por qué favorecer el ascenso de mujeres por el solo hecho de serlo y no atendiendo a sus méritos?
Si bien las cuotas de género o paridad no son bien vistas porque dicen que dejarían de lado las capacidades, la meritocracia, y buscarían darle oportunidades a una mujer solo por el hecho de serlo. Es una manera incorrecta de entenderlas, pues éstas no buscan conseguir que las mujeres seamos elegidas por nuestro género, sino a pesar de él. Aparte, somos conscientes que la bendita meritocracia no resulta en nuestro país, pues seguimos viendo como no necesariamente, ascienden quienes más lo merecen sin importar su género.
Tengo que reconocer, que sí, me gustaría que en algún momento no se tenga que decir expresamente en algún documento normativito o en una ley que merecemos igualdad de oportunidades; por el contrario, quisiera llegar a ver que se quede como regla general en cada uno de nosotros el que nos elijan por la capacidad que tenemos; no quiero que más adelante nos propongan llevar en una lista como número uno o dos, sólo por estrategia, quiero que lo hagan porque vieron en nosotras a las líderes para poder gobernar; pero mientras sigamos en el contexto de desventaja, y se sigan dando estas situaciones marcadas de tendencias electorales varoniles, estoy completamente de acuerdo en que se implemente la paridad de género, para así, ir poco a poco emparejando la cancha, y poder competir más adelante, en igualdad de condiciones.