“No leo sus mensajes”
A propósito de los deslices mediáticos del presidente accesitario Martin Vizcarra.
Por: Edgar Valdivia Isuiza
El actual presidente accesitario del Perú Martin Vizcarra, en una de sus sesudas, petulantes y soberbias declaraciones al periodismo nacional, en torno a determinadas propuestas, críticas y observaciones a su gestión de gobierno planteadas por el expresidente Alan García tácitamente a vertido: “No leo sus mensajes”. “Hay que aprovechar de una mejor manera el tiempo” https://larepublica.pe/politica/1436631-martin-vizcarra-criticas-alan-garcia-leo-mensajes-ejecutivo-apra, grandilocuencia propia de personajes que se enceguecen con el efímero Poder, suben sus autoestimas hasta la estratosfera y creen que el mandato que detentan ha devenido del poder divino.
Lamentables poses grandilocuentes, que surgen de personajes que arribaron al Poder por accidente o por circunstancias de la coyuntura política, que no han interpretado a cabalidad el rol que cumplen en las funciones encomendadas por la Constitución y las leyes de la Republica. Tampoco asumen con propiedad el respeto propio a la institucionalidad de la Presidencia de la Republica, sino que más bien contribuyen al deterioro y menoscabo a la institución que personifica a la nación, es la más alta magistratura, siendo el funcionario de mayor nivel, que representa al país como depositario del mandato popular.
Olvida el presidente accesitario, que los más famosos estadistas en el mundo privilegiaron sus relaciones con sus opositores, inclusive con sus mas furibundos críticos. Antepusieron el interés colectivo al interés particular, partidario o meramente ideológico. Son personajes de Estado, que construyeron el bien común en función a disimiles segmentos ciudadanos, subsanando las controversias de circunstancias, forjando escenarios colectivos o corporativos, con propósitos convergentes o consensuales. El mejor ejemplo en el Perú, es Víctor Raúl Haya de la Torre, quien durante todo su trajinar político, obtuvo roles de estadista en el desempeño que le cupo en sus relaciones con los gobiernos de turno, siendo su mejor performance cuando presidio la Asamblea Constituyente, cuando en un escenario de arraigado e histórico antiaprismo hizo posible la nueva Constitución Política del Perú en ese entonces.
En los últimos años, especialmente en los últimos 8 años, ha ido perdiendo aceleradamente la institucionalidad en la apuesta sesgada por la circunstancia del día a día, estilos que nos está pasando la factura, tal y como se observa en la administración de los Poderes del Estado Peruano, las acciones de gobernabilidad y la respuesta del tejido social nacional.
Se observa un disloque entre la estructura del Estado Peruano y quienes ejercen las acciones de gobierno con la estructura real del Perú. En este escenario no funcionan ni sirven las altisonancias gubernamentales, corresponde poner los pies en la tierra y anteponer el interés de todos los peruanos, en el propósito del bienestar común y la mejor calidad de vida.
Que entienda el presidente accesitario Martin Vizcarra, que nosotros si leemos sus mensajes, así contengan despropósitos.