14/02/2025

Milagros «Bozzo» Leiva y la crónica de un periodismo que agoniza

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Por: Luis Alberto Gutiérrez

Una sombra, un calco, quizá una imitación –y una mala imitación -de Lady Guillén defendiendo a Roni García hará algunos años atrás la triste y vaga entrevista a Melissa Loza, a quien dicho sea de paso, no le creo absolutamente nada. Melissa dejó en claro que como actriz es una muy buena guerrera de educación física. La “entrevista” se transformó en una mala broma de un chiste mal contado. Un teatro ruin y sin ninguna base. Mucho grito, mucha lágrima y ningún argumento válido, o al menos creíble, o al menos, bien mentido.

Hablar de Milagros Leiva como periodista sería tan igual que hablar sobre Martín Belaúnde Lossio y su mirada matadora, sería igual  que hablar de Odebrecht y de sus pagos a diestra y siniestra. Hablar de Milagros Leiva como periodista, señores, sería hablar de César Hinostroza –¡hermanito! –y hasta de Antonio Camayo; hablar de Milagros sería hablar de «nuestra amiga», sería hablar de llantos, de lágrimas, de disparates, de rencores sin cesar. Hablar de Milagros Leiva sería hablar de una señora parcial que invita a su set de televisión a quienes mejor le sacan provecho, una señora que el ser frontal con cualquiera menos con los que debiera ser según la ética profesional y normativa del comunicador, del caminante de a pie, del peruano que conoce la realidad de su país es algo común. Hablar de Milagros Leiva como periodista, en resumen, sería hablar de nada.

Si antes, para mí, estaba y ponía en duda la reputación de Milagros Leiva en ciertos términos como presentadora, animadora, moderadora, comunicadora y o periodista u otros términos adyacentes, hoy en día no me cabe ninguna más. La entrevista con Melissa Loza me hizo abrir los ojos al máximo y por una hora y cuarenta y cinco minutos pude saborear y tragarme en carne viva lo inaudito, el triste y célebre ‘Talk Show’ de la Leiva. Por un momento retrocedí en el tiempo y me dispuse a sentirme en los noventa en el antiguo set de grabación de canal cuatro en Barranco.

“¿En qué momento se jodió el Perú?” En el momento que la prensa se volvió cómplice en realzar y guardar las verdades innatas y convertirlas en mentiras que no tiene la fuerza suficiente ni para hacernos reír. Gracias por hacerme la letra, Milagritos y ve guardando tus Kleenex, porque acá ya no te cree nadie.

 

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