¿Mandamientos de la etiqueta social en la Navidad?

Por: Wilfredo Pérez Ruiz

La tradicional conmemoración de la Natividad no está ajena a la aplicación de importantes y elementales pautas de comportamiento. En tal sentido, conviene advertir su especial realce en un acontecimiento de tan magna trascendencia y, en consecuencia, he creído conveniente presentar diez “mandamientos” encaminados a exhibir excelsa convivencia colectiva durante esta efeméride.

Primero: haga llegar por sus redes sociales o mediante las tradiciones tarjetas impresas un saludo a sus allegados. Aconsejo obviar colocar vocablos gastados y poco creativos como: “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo”. Sea original, efusivo y espontáneo. También, prescindir efectuar comunicaciones eufóricas que agobien a quienes están comiendo o duermen.

Segundo: es recomendable rehuir realizar regalos onerosos. Pueden generar reacciones de contrariedad y desagrado. Es una celebración cristiana; sortee contribuir con su desatino a incrementar el consumismo. Obsequiar sólo por “cumplir”, lo hará quedar mal. A mi parecer, éste debe tener un espíritu simbólico.

Tercero: durante la cena de medianoche saboree los alimentos simulando estar falto de hambre e ingiera los líquidos aparentando carecer de sed; proceda con calma, serenidad y ponderación. Hay quienes parecieran no haber merendado en días. Nunca tome el trozo más grande, eluda insinuar su apetito y servirse de manera exagera.

Tampoco emita comentarios inelegantes y soslaye preguntar el precio del banquete, la receta o el lugar donde fue adquirido. Un punto imprescindible: decline colocar su celular como “cubierto”; apáguelo y goce de un instante agradable y apacible. Contribuya con su cordura a una velada amena y alejada de incorrecciones. Su desenvolvimiento en la mesa confirma su educación, sentido común, naturalidad e interacción. Desista incurrir en el habitual desatino de “brindar” cada vez que desea beber una copa de licor. El “brindis” solo lo hace el dueño de casa, cuando lo crea conveniente, por el motivo del encuentro.

Cuarto: si acostumbra visitar amigos y familiares, acuérdese de anunciar previamente su deseo de congratular personalmente y esquive acudir en horas coincidentes con las comidas. No se invite a sí mismo, a pesar del íntimo acercamiento imperante. Diferénciese por su prudencia y delicadeza.

Quinto: en estos días es frecuente encontrarnos en lugares públicos, centros de trabajo, etc. con personas ansiosas de compartir sus “planes navideños”. Si determinados prójimos de su entorno atraviesan complicaciones o situaciones adversas, inhíbase de orientar la plática hacia estos temas. Sea respetuoso de los padecimientos ajenos; existen personas dolidas emocionalmente por la pérdida de un ser querido, entre varias razones que inspiran congoja.

Sexto: cuando reciba una invitación lleve un obsequio y/o algún postre o licor para compartir con el resto de comensales. Es un gesto distinguido y acertado. Si fuera posible indague en relación a los gustos y preferencias de los anfitriones. Estos detalles son gratificantes expresiones de consideración y definen su personalidad.

Sétimo: agradezca a través de una llamada telefónica o correo electrónico las cortesías, presentes o atenciones recibidas. Dar las “gracias” es una enaltecedora demostración de finesa poco practicada en una sociedad agobiada por lacerantes inopias. Dignifica y enriquece nuestro vínculo humano: marque el contraste y predique con su sensato actuar.

Octavo: cultive la puntualidad y prescinda culpar de su demora a la aguda congestión vehicular y a las diligencias de esta época del año. Ande precavido y planifique sus quehaceres con antelación. Evidenciará afables modales y óptimo nivel de organización. Por cierto, su práctica incluso supone elegir el momento de retirarse. Proceda con un mínimo de pertinencia y acierto.

Noveno: la quema de cuetes y luces de bengala recomiendo hacerlo en horas apropiadas. Recuerde: sus derechos terminan donde empiezan los ajenos. Sea comedido y prevenga generar ruidos molestos valiéndose del jolgorio general. Aprenda a cohabitar en armonía y “no hagas a otro, lo que no quieres que hagan contigo”.

Décimo: evada fomentar conversaciones encaminadas a competir sutilmente sobre el regalo de la esposa, el novio, etc. Es común encontrar hombres y mujeres encantados de revelar sus costos e interrogan acerca de estas usuales frivolidades. Ello puede originar incomodidades; sea discreto y empático.

Mis augurios a los hombres y mujeres que anhelan un mundo pleno de ideales, esperanzas, ilusiones, perseverancias, optimismos y alegrías, inspirados en el testimonio del sucesor de María y José. Aprendamos a perdonar, a pedir perdón y seamos capaces de forjar un trato efusivo con el semejante. Estimemos con recogimiento lo ofrecido por el Espíritu Santo en cada nuevo amanecer. ¡Bendiciones!

 

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