Los sismos y su relación con nuestra economía
Por: Ursula Chamochumbi
Para nadie es un secreto que las costas del Perú se encuentran en el “cinturón de fuego del Pacífico”, que es una de las zonas más destructivas del planeta, por lo tanto tenemos una alta probabilidad de sufrir sismos o terremotos.
El silencio sísmico es una zona en la cual no ha ocurrido un sismo importante durante un largo periodo de años; pero que está rodeada de regiones donde ocurrieron sismos recientemente. Según el Dr. Hernando Tavera, Presidente Ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú, “Cuanto más grande es el periodo de retorno, mayor es la cantidad de energía que se liberará”. En el Perú hay identificadas 3 zonas con estas características: Tumbes-Piura, Lima y Moquegua-Tacna, así que podemos deducir que un próximo movimiento telúrico podría ser devastador.
Pero ¿Qué estamos haciendo para menguar sus efectos? Ciertamente el reglamento nacional de edificaciones ha cambiado en los últimos años para tratar de asegurar un mínimo nivel de confianza en que las estructuras que nos rodean sean durables y resistentes a los embates de la naturaleza. Sin embargo, siendo sinceros, no todas las construcciones en el Perú cumplen con los estándares mínimos, sumado a eso debemos tener en cuenta el tipo de suelos, ubicación y estado de muchas de las construcciones actuales, lo cual también representa un peligro inminente.
El INDECI, pone en marcha periódicamente simulacros de sismo para que todos sepamos cómo actuar en un evento de esta naturaleza. Estos simulacros son acatados por la mayoría en centros educativos y laborales, no siendo así en viviendas y lugares públicos, en donde generalmente se desconocen las zonas seguras.
Es importante que nos hagamos una pregunta: En caso de un terremoto, que destruya o deje a punto del colapso la estructura de nuestras casas, departamentos o empresas ¿tenemos cómo afrontar su reconstrucción? ¿tendríamos adónde ir a vivir mientras eso sucede? ¿nuestros ahorros nos ayudarían a afrontar la compra o costo de reconstrucción inmediato de una casa, departamento u oficina?
Este último es un punto muy importante que lamentablemente la mayoría de peruanos no tiene en cuenta, porque no solo se trata de intentar construir o comprar un lugar seguro para vivir y trabajar o de participar de los simulacros, se trata sobre todo, de poder enfrentar una emergencia cuando esta se presenta.
Cuidar nuestro patrimonio debería ser una de nuestras principales preocupaciones; sin embargo en el país solo el 6% de viviendas cuentan con una protección adecuada a través de un seguro domiciliario, el cual, a pesar de tener un costo bastante moderado, no es tan requerido como un seguro vehicular. Habría que preguntarse una vez más ¿mi auto será un buen lugar para vivir? No digo que deba reemplazarse uno por otro, sabemos que la frecuencia y la exposición al riesgo de un vehículo es mucho mayor al de una vivienda; pero si hacemos el esfuerzo por nuestro auto, también deberíamos hacerlo por el lugar donde vivimos o trabajamos. La tranquilidad no tiene precio.
En Perú existe la tendencia a pensar que el gobierno debe hacerse cargo.
Esto aplica a la infraestructura pública, pero no a la privada, por tanto cada persona debería preocuparse se tomar medidas para prevenir y estar preparados para enfrentar las consecuencias de un sismo.
Es necesario educar más al respecto y cambiar la cultura del asistencialismo.