Los martillazos fallidos de Vizcarra ¿Qué hacer?
Por: Alexis Meléndez
En primer lugar debemos saber que los “martillazos” de Vizcarra derivan de una teoría para combatir a la pandemia, una propuesta establecida en el artículo “Coronavirus: El Martillo y la Danza”, publicado por el francés Tomás Pueyo, en el cual plantea las opciones que tienen los gobiernos para reaccionar contra el COVID19, es decir, elegir entre “no hacer nada”, “mitigar” o la “supresión” (martillazo). El “no hacer nada” implica muertes masivas y un colapso del sistema de salud; “mitigar” consiste en las recomendaciones y sugerencias que desde el Gobierno se emiten para aplanar levemente la curva de contagiados y la “supresión” establece una serie de duras medidas para controlar la pandemia, como por ejemplo, el aislamiento social.
La adaptación de esta teoría al caso peruano fue establecida por el ingeniero peruano Ragi Burhum Espinoza y la denominó “El Martillazo y el Huayno”. La danza o el huayno, es el periodo de post cuarentena, un tiempo de convivencia con el virus mientras se gana tiempo hasta que aparezca el tratamiento o la vacuna, en este período las restricciones se flexibilizan o se ajustan, según el desarrollo del virus.
Pero, ¿Qué tan efectivas pueden ser estas teorías? ¿Son las indicadas para la realidad peruana? Tanto los artículos similares de Tomas Pueyo y de Ragi Burhum dan alcances y aportes analíticos importantes que deben ser considerados para plantear la estrategia contra el virus, no obstante, en nuestro país se requieren otras consideraciones vitales para que los martillazos del ingeniero Vizcarra puedan tener resultados esperados.
En primero lugar, es necesario replantear la estrategia y ello inicia con la realización de suficientes pruebas moleculares y seguimiento efectivo a los contagiados para tratar de controlar la propagación del virus, sino todo esfuerzo, toda declaración o teoría no sirve. Tratar de pasar a la etapa de la “danza” sin lograr lo indicado en este punto, simplemente es una invitación oficial para contraer la enfermedad.
En segundo lugar, el Comando COVID debe fortalecerse con recursos e integración de especialistas y operadores que lideren las acciones a nivel nacional en articulación con los Comando Regionales, además de darle poder sobre los asuntos del sistema de salud. Se requiere la guía de un solo ente con criterio científico sin presencia de burócratas ideologizados o políticos oportunistas.
En tercer lugar, se debe focalizar la lucha contra el coronavirus a partir de cuarentenas selectivas, en función a la realidad socioeconómica de la población, por ejemplo, no es posible aplicar cuarentenas en lugares donde no hay agua o infraestructura digna ni mucho menos una economía que permita superar a los días de aislamiento o impulsar una educación a distancia sin considerar que existen familias que no cuentan con internet, entre otras problemáticas evidenciadas en los últimos días. Por ello, el Presidente, los Ministros, los Gobernadores, Alcaldes y Congresistas, en conjunto con las Fuerzas Armadas deben viabilizar el proceso de la lucha contra el virus, su principal tarea en este momento es que el sistema social funcione para evitar casos dramáticos como los producidos por centenares de ciudadanos que emprendieron caminatas o pernoctaron en la calles por no tener para pagar un alquiler.
Ojalá exista, por parte del Gobierno Central, más criterio para tomar decisiones en función a la realidad peruana y más coordinación con las organizaciones sociales, religiosas y políticas en vez de antojadizas posiciones y la exagerada demagogia gubernamental que sólo nos conduce a un terrible escenario social que puede ir más allá de la salud.