La maratónica labor de los docentes y alumnos en tiempos de pandemia

Por: Amelia Quesquén

Con la llegada del Coronavirus, el cual viene cambiando de manera radical nuestra manera de convivir, nos hemos visto en la obligación de adaptarnos a nuevas formas de hacer las cosas, una de estas es estudiar; pues si bien ya veníamos conociendo esta modalidad, tenemos que confesar que pasar completamente a estudiar de manera virtual y a distancia, a muchos, nos costó un poco. Hoy, con la pandemia, prácticamente todos los países han transferido a sus estudiantes presenciales a la modalidad virtual, con la convicción de que la vida debe seguir, a fin de mantener los planes familiares y de desarrollo personal y profesional, y evitar una parálisis social.

Se conoce que la educación virtual y a distancia existe hace muchos años, pues es una herramienta que los países desarrollados utilizan para garantizar el derecho a la educación, haciendo uso de la tecnología vigente en su época. Situación diferente a la de nuestro país, donde prima la educación presencial y vivencial puesto que una parte del país aún no cuenta con acceso a medios tecnológicos o no se encuentra preparado para utilizarlos; en ese sentido, al igual que una película de ciencia ficción en la que vas al futuro, se tuvo que dar saltos de 5 o 10 años adelante para ponernos en condiciones óptimas frente a este nuevo reto y transformar de universidades, colegios e institutos que dictaban clases presenciales, en virtuales y a distancia.

En ese escenario la metodología de las clases virtuales (las cuales son en línea y en tiempo real) alteró por completo el horario que le dedicaban los docentes a la enseñanza, así como la manera de los alumnos de recibir conocimiento.

Antes, los docentes solo enseñaban por horas en las universidades, institutos, colegios, ahora se han visto obligados a cambiar su espacio de desenvolvimiento que era el aula y emplear más tiempo de su rutina diaria para diseñar las estrategias de enseñanza y métodos para captar la atención de los jóvenes que reciben las clases virtuales, utilizando la computadora, lo cual es todo un desafío para ellos, pues no todos los docentes tienen correo electrónico, internet, una laptop en su casa. El reto ha sido atender todo esto en poco tiempo, ingeniárselas para contactarse con los estudiantes, a los que muchas veces se les tiene que impartir el contenido a través del whatsApp puesto que no todos cuentan con una computadora.

Por su parte, el alumno siempre había sido el eje de la educación; sin embargo, en la educación virtual pasa a ser el protagonista indiscutible. En una sesión magistral en la modalidad presencial, la responsabilidad de desarrollar y explicar los contenidos es del profesor; por el contrario, en el modelo de educación virtual, la clase magistral por videoconferencia es un contenido excepcional, lo que predomina es un trabajo de orientación al alumno para ofrecerle mecanismos que le permitan ir explorando la materia.

Así, en la educación virtual, el alumno, guiado por el profesor, utiliza muchos de los recursos que brinda el entorno digital para acceder a información valiosa y realizar actividades que le permitan afianzar el conocimiento y desarrollar competencias, para lo cual el profesor tiene que estar preparado para aclarar las dudas generadas frente a tanta información al respecto.

Como podemos observar, es una labor maratónica la que vienen desempeñando los docentes en estos tiempos, y es importante agradecer a todos los profesores y alumnos que están demostrando en estos días su dedicación y resiliencia. Soy testigo de que contamos con docentes con una vocación clara, que se encuentran horas frente a una computadora capacitándose para poder brindar la mejor educación a sus alumnos.

También a estudiantes de primera, que han entendido que el valor de cualquier institución reside en sus miembros y en su compromiso de ser personas solidarias y con civismo, cada vez mejor formadas, cultivadas y preparadas para afrontar los retos del futuro.