Estado de Emergencia en emergencia social
Por: José Antonio López
No es un misterio que este Estado de emergencia a propósito de la pandemia COVID 19, nos encuentra no solo mas polarizados políticamente que nunca, sino de espaldas a la economía, a la formalización y a la madurez social. Nos encuentra con un Ejecutivo empoderado por los medios de comunicación sin objetiva opinión por la dieta de publicidad estatal, perdiendo independencia y moral. En auditoria a eso le llamamos independencia de criterio, y no se puede tener independencia si dependes económicamente de ello. Nos encuentra con un ejecutivo que a punta de interpretaciones poco ortodoxas se ha enseñoreado con el cierre del congreso, levantando la bandera de “si lo pudo” frente a un nunca nada popular congreso, agudizado por la errona cifra repartidora que hizo aterrizar en las curules a inaterrizables, innombrables e impresentables, como muestra estadística de una población chicha e informal. Entonces, ¿Qué pedimos al congreso si eso es lo que somos? Una banda de 30 millones de coimeros, de criollos pendejos, de informales. Nos encuentra con una política gubernamental inexistente, sin un rumbo económico claro, mucho menos con una reforma integral de la legislación laboral, de la legislación fiscal. Nos encuentra más desarmados que nunca.
Lo único que nos queda en estos momentos de desunión, es justamente lo contrario, nos queda estar unidos, nos queda lo que somos, la naturaleza humana desnuda e indefensa frente a un mal que es producto de nuestro propio peculio, el Coronavirus viene a coronar nuestra indiferencia ante todo. Unidos todo lo podemos, reza un dicho partidario que hoy se hace más necesario que nunca. Unidos todo lo podemos, desunidos nada somos! Hoy no caben camisetas ni colores políticos, hoy cabe sumar, sumar, sumar.
Ante esta pandemia el ejecutivo ha lanzado una serie de medidas en forma de Decretos de Urgencia, orientadas a no romper con la cadena de pagos. Muy bien. Pero ante una sociedad con el 70% de informalidad laboral, con el 92% de empresariado emprendedor, mype o como queramos llamarlo, ante una realidad que viene con déficit fiscal, lo único que nos queda es gastar, y eso es justamente lo que no sabe hacer bien el actual gobierno. Cerró un año con menos del 50% de ejecución presupuestal, pero esa es otra historia.
Las medidas lanzadas hasta el 31 de marzo se veían bien y se sentían soportables. Ahora que tenemos abril en casa y que quedarnos en casa es la única manera de sobrevivir al covid19 se abre la puerta de las vacaciones adelantadas, de los despidos por términos de contrato, de las licencias sin goce de haberes, en contraste con el plan REACTIVA PERU, con el subsidio del 35% sobre los sueldos menores a S/ 1,500 de remuneración bruta, con el pago casi completo al trabajador de su afp de abril, con la postergación de las obligaciones bancarias de hasta 90 días, con el interés escondido y leonino, pero prórroga al fin. Con las canastas que otorgarán a las familias de más bajos recursos (Dios quiera que así sea) por parte de los municipios. Con el retiro de hasta S/2,000 soles de tu fondo de AFP.
Todas estas medidas bien orientadas pueden significar que la canasta de pagos se mantenga. Puedo funcionar, pero requiere del compromiso social de todos los peruanos, requiere de sacar lo mejor de cada uno, como empresario, como trabajador, como padre de familia, como hijo, como ser humano. Me queda claro que mi llamado es a ser mas aprista que nunca, más solidario con todos, más humano, haciéndole caso al llamado de la historia, al llamado de Víctor Raúl, jamás de espaldas a su país.