El silencio de los inocentes

Por: Amelia Quesquén

Hace mucho escuche una frase que me pareció perfecta para esta situación, decía que: “en la cárcel y en los hospitales psiquiátricos, ni son todos los que están, ni están todos los que son”

Esta frase se me vino a la mente en referencia a los proyectos sobre el deshacinamiento de los penales por la pandemia de la COVID 19, presentados por el Ejecutivo y Poder Judicial, los cuales no fueron apoyados por el legislativo y lamentablemente archivados; aunados a los miles de comentarios y posiciones que se produjeron cuando se tocó el tema del hacinamiento en los penales del país, y se empezaron a dar las primera medidas para evitar la propagación del virus en sus instalaciones, dentro de ellas los indultos por razones humanitarias y conmutación de pena para sentenciados, las mismas que a la fecha, vienen beneficiando más de 1,000 internos.

Me parecía buen primer comienzo, aunque tarde, pero válido; sin embargo, con este último archivo de los proyectos presentados, que eran parte del paquete de acciones para evitar más muerte y propagación del virus, me pregunto ¿Qué medida inmediata estará implementando el legislativo frente a estos casos? ¿O simplemente no les interesa? Porque claro, los presos no son rentables políticamente para su imagen.

Me pregunto si sabrán que el Penal de Lurigancho tiene una sobrepoblación de 233%, pues su población penitenciaria actual es de 10.638 internos, pero solo tiene capacidad para 3.204 reos.

O que el Penal de Varones de Trujillo, más conocido como “El Milagro” tiene una capacidad para 1,630 reos, y que en realidad alberga a más de 5,000. Si, más del triple, y hasta la fecha no hay ninguna resolución de gracias presidenciales y conmutación de pena, otorgadas para ellos.

Esos datos son de dos, de los 69 penales existentes en el país, con una población total que sobrepasa a los 97,000 (sentenciados y con prisión preventiva), lo cual produce un porcentaje altísimo de sobrepoblación, según los datos registrados al 2020 por el INPE.

¿Ahora entienden por qué me pregunto cuál será la medida inmediata que tomarán?

Porque es insuficiente el número de gracias presidenciales y conmutaciones de penas otorgadas hasta la fecha, con ese porcentaje no se está cumpliendo la labor de deshacinamiento en los penales, y deben entender que aquí hay un problema de derechos humanos, el cual tendrán que tomar en cuenta al momento de realizar la ponderación entre la seguridad publica y la vida de los internos, prefiriendo, evidentemente la vida; en ese sentido, es urgente diseñar una estrategia eficiente y un plan de política de descongestion de penales, con soluciones tomando en cuenta niveles de plazas, número de enfermos, porcentaje epidemiológico, o la implementación de grilletes electrónicos, con tal de prevenir que el que salga, no pueda huir, entre otras, donde se proteja la salud y evite la muerte de los reclusos, obviamente colocando las debidas restricciones de acuerdo a delitos.

Esperemos que el legislativo se pronuncie al respecto, puesto que, a problemas excepcionales, soluciones excepcionales; y si bien los reos perdieron su libertad, no perdieron su dignidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *