El Referendum: Los jóvenes y las redes sociales, los principales protagonistas

Por Marco Ramirez:
Durante los últimos días, las redes sociales se han convertido en el primer promotor del contenido de las preguntas y las alternativas del Referéndum (“si” o “no”). Memes que involucran chistes, fotos, y hasta un dinosaurio bailando que no deja de aparecer en nuestros celulares, han permitido visibilizar la importancia de este mecanismo de participación ciudadana de la forma más sencilla, amigable y hasta risible.
Son los jóvenes quienes han logrado traducir en las redes sociales la densa información detrás de las cuatro preguntas del Referéndum, por medio de la sátira y lo cómico, subsanando incluso la deficiente labor de comunicación del gobierno, los medios de comunicación (televisión y radio) y los propios órganos electorales con respecto a este histórico capítulo de reforma constitucional.
Una agudeza juvenil que sin duda involucra un mínimo esfuerzo e interés en la realidad nacional y coyuntura política del país, hecho que no hace más que derrumbar los prejuicios y estereotipos que afirman la total indiferencia de la juventud por la política, además de ver a dicha generación como un gran problema y no como solución. Todo esto en un contexto donde los medios de comunicación los colocan a diario como los principales responsables de la delincuencia, drogadicción, alcoholismo, etc… y no como sujetos de derecho y protagonistas del desarrollo.
Los jóvenes nos vienen demostrando que la forma de hacer política ha cambiado, las tecnologías son el nuevo lenguaje juvenil (mayoritariamente urbano), que, con ingenio y bajos recursos, pueden dinamizar a favor o en contra de un candidato o propuesta política, aun cuando exista una dura información por digerir o poco tiempo para una jornada electoral.
Si bien el Referéndum podrá traer reformas estructurales para el fortalecimiento de la democracia y una institucionalidad pública sin ningún tipo de corrupción, es fundamental analizar todos los elementos alrededor de este hecho histórico que permitan identificar a los jóvenes como actores positivos. De esta manera, involucrarlos como principales impulsores de la democracia y la lucha contra la corrupción, como ya lo vienen demostrando detrás de las pantallas de nuestros celulares de forma muy sigilosa.