El momento es ahora
Por: Erick Rony Vásquez Guevara
Los aspectos negativos de la pandemia denominada Coronavirus o COVID-19 son anunciados diariamente en la televisión, radio y redes sociales. Sin embargo, considero que esta lamentable situación es una oportunidad para observar las falencias de nuestro país, a nivel macro y micro, a nivel médico e institucional, a nivel cultural y social.
Digo que el momento es ahora porque no existirá –o no debería existir- otra situación caótica que nos permita advertir o corroborar que no nos encontramos preparados para salvaguardar nuestra salud. La falta de hospitales, de personal médico y la escasez de recursos logísticos no son problemas actuales, sino de antaño. Por ejemplo: No existen hospitales de gran capacidad y tecnología en todas las regiones del país; ello sin considerar que no existe esta logística médica en provincias. Asimismo, no olvidemos la selva nacional donde el sistema de salud es una añoranza urgente y necesaria. Por ello, si una persona se enferma y logra sobrevivir es derivado a hospitales de otras regiones, porque el sistema de salud que posee aquella provincia no es suficiente. En pocas palabras, la vida del paciente queda en manos de su suerte, para los agnósticos, y de Dios, para los creyentes. ¿Y dónde está el Estado? ¿Y el Gobierno? A ello hay que agregar que no hemos hecho mención de las postas médicas.
Desde esta perspectiva, el Estado y el Gobierno de turno siempre son los grandes responsables. En efecto, ellos son responsables de brindarnos un servicio de salud. No obstante, en periodos actuales como pandemias o epidemias, también existe otro responsable: Nosotros. Esto es, la sociedad. Resulta increíble que a pesar de la orden de aislamiento social por quince días dispuesta por el Presidente, muchos ciudadanos seguían saliendo a las calles, en forma innecesaria, para continuar con su rutina y peor aún sin los implementos señalados como preventivos (mascarillas, guantes, etc.). Nosotros, o ellos, o aquellos, quienes incumplimos o incumplieron dicha orden hemos colaborado con la expansión de la pandemia actual.
(Parecería que para la próxima pandemia o epidemia nos ordenaran aislamiento social y que todo el mundo haga lo que desee. Que sigan sacando a pasear al perro, que sigan paseando por los parques y jugando fulbito hasta el cansancio. Por supuesto, que sigan abiertas las discotecas y todos bailemos al ritmo de la canción creada en homenaje al virus. El ingenio para desobedecer las órdenes no tiene límites y en ello parecemos expertos.)
En consecuencia, no solo el problema es del Gobierno, sino también de nosotros. Y, si en esta ecuación las variables (Gobierno y sociedad) somos el problema, y estas no pueden ser cambiadas, entonces, es el momento de empezar a pensar en un nuevo camino o una nueva forma que reformule aquellas variables, lo cual implica que el Gobierno y la Sociedad tomemos consciencia de la realidad real de nuestro país y no aquella que construimos constantemente, esto es, aquella que celebra una economía estable y la existencia de trabajo para todos. Es momento de observar a todos lados, de abajo a arriba y de arriba a abajo, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, y ser sinceros y advertir que nuestras diferencias políticas, sociales, culturales y económicas, tiemblan ante el peligro de la salud.
Este es el momento también para proyectar el día después del último paciente que se recupera de este malévolo virus. Sin dejar de pensar en el presente, también es la oportunidad de pensar en nuestro futuro. Un futuro en el cual nuestro país ya no mantenga los problemas actuales, porque es un mejor país, porque nuestros gobernantes son mejores gobernantes, y porque nuestra sociedad es una mejor sociedad.
Repito: El momento es ahora.