El coronavirus, el dengue y la agenda social pendiente

Por: Alexis Meléndez

Gran conmoción y preocupación ha causado a nivel mundial la rápida expansión del Coronavirus o Covid-19, principalmente por la poca información existente sobre el virus y por los efectos que provoca en el comportamiento habitual de la sociedad. En nuestro país, desde hace unos días, se presentaron los primeros casos de contagio y a partir de ahí se han generado una serie de declaraciones, especulaciones y reacciones que provocó la enfermedad, pero también se han puesto en evidencia las deficiencias del precario sistema de salud que existe en el Perú, carente de los elementos mínimos para brindar una atención de calidad; que entre otras, por ejemplo, es incapaz de generar un plan de contingencia efectivo para combatir al Dengue que se desarrolla principalmente en la Amazonía, o indiferente para atender a una población que llegó desde Cerro de Pasco porque está contaminada por el plomo que le causó la minería irresponsable.

Por otro lado, esta situación nos hace tomar conciencia sobre la importancia de la dinámica económica y la realidad de miles de peruanos que viven del “día a día” o que, en pleno siglo XXI, no tienen acceso al servicio de agua potable (22% de la población, según INEI). Esta realidad nos lleva a la necesidad de replantear el futuro que anhelamos como Estado – Nación y tener las proyecciones muy claras. Ello está más allá de las medidas tomadas recientemente por el Gobierno para enfrentar al Covid-19 y tienen que ver con la necesidad de darle a la población la oportunidad de vivir teniendo derecho real a los servicios básicos vinculados a la salud, al trabajo, la educación y la seguridad ciudadana, los cuales deberían constituir la base fundamental de la agenda social de nuestro país.

En ese sentido, la ciudadanía debe organizarse para promover iniciativas que concienticen a la colectividad y logren ser escuchadas y atendidas por las autoridades gubernamentales para que tomen las decisiones oportunas y cumplan con las demandas de la población, principalmente, con aquellas que menos tienen porque es ahí donde más se padece y se refleja la ausencia del Estado.

Este es un momento difícil para todos, pero es también una oportunidad para reflexionar profundamente sobre lo que hemos hecho como sociedad y los profundos cambios y reformas que auténticamente demanda nuestro país y que hoy, a la luz de los hechos, se constata que los problemas de fondo no se solucionaron con un referéndum o con el cierre del Congreso, mucho menos con el despilfarro en consultorías o pagos a funcionarios de “alto nivel”. Las demandas son claras, no tienen color político y demás están las palabras y tampoco esperan o mejor dicho, no deberían esperar.

El futuro del Perú, como siempre está en nuestras manos, hoy nuevamente debemos estar unidos, esta vez para vencer al Covid-19, pero después nuestra unidad debe vencer a la indiferencia de las autoridades gubernamentales para cumplir con la agenda social pendiente de nuestro país, haciendo respetar nuestros derechos, cumpliendo nuestro deber, generando conciencia y responsabilidad en todos los peruanos. Ello es lo importante y trascendental.

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