Descolonizar la Democracia

Por Marco Ramirez:

Por primera vez en la historia del Perú, el Estado Peruano, por medio del Instituto Nacional de Estadística e Informática, implementó una pregunta de autoidentificación étnica en un Censo Nacional, esto con el objetivo de adecuar las instituciones, políticas, planes y programas del Estado a la identidad cultural de los diferentes grupos étnicos existentes entre los 31 millones 237 mil 385 peruanos y peruanas.

Si bien, el Censo Nacional denominado “Censos Nacionales 2017: XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas” tuvo graves dificultades en su realización, los resultados de la pregunta de autoidentifación étnica han sido más que categóricos. El 60% de la población nacional se autoidentifica como mestizo, el 25% se considera indígena u originario, alrededor del 4% como afroperuano, el 6% como blanco, y un 3% como otros.

Entonces, si casi el 30% de la población nacional es indígena o afroperuano, es decir, alrededor de 10 millones de peruanos y peruanas ¿Por qué es tan difícil ver a miembros de estos pueblos en espacios de toma de decisiones o puestos de elección popular?

Pareciera que el tiempo se hubiera detenido. El hecho de que los puestos de ministros, congresistas, alcaldes, gobernadores regionales, consejeros, regidores provinciales y locales sigan siendo ocupados por una hegemonía blanca y mestiza (muchas veces masculina), es solo una muestra de la histórica exclusión política y social de las personas indígenas y afroperuanas en los cargos de poder, la cual se fundó en la colonia, la posterior construcción de la República y que hasta el día de hoy se manifiesta de manera normalizada.

Pareciera que el actual sistema electoral peruano y el sistema de partidos, como mecanismos que en democracia transforman los votos en escaños, no estarían promoviendo la participación y representación política de estos pueblos en igualdad de condiciones que el resto de la población, debido a que seguirían excluyéndolos de la posibilidad de gobernar, impidiendo que sean ellos quienes planteen soluciones concretas a los principales problemas públicos del país, pero, sobre todo, lideren sus propias demandas históricas y, de esa manera, resuelvan sus necesidades postergadas en materia de educación, salud, trabajo y vivienda para el ejercicio y goce efectivo de sus derechos fundamentales.

En ese sentido, los resultados del Censo Nacional, además de ser un motivo más para fortalecer el orgullo de nuestra diversidad peruana, se convierte también en una oportunidad histórica para revisar el tipo de democracia que estamos construyendo, para qué, pero, sobre todo, para quienes.

Una importante herramienta que puede contribuir a reparar la histórica segregación política del pueblo indígena y afroperuano en la esfera pública, y la sistemática vulneración a sus derechos civiles y políticos. De esta manera, lograr descolonizar las instituciones de la democracia, con el objetivo final de que los espacios de poder y de elección popular se conviertan en el verdadero reflejo de la diversidad peruana, donde las demandas de toda la población sean escuchada y atendida, sin ningún tipo de discriminación y exclusión para que nadie se quede fuera.

 

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