Delirios de persecución
Por: Amelia Quesquén
La semana pasada vimos uno de los episodios más épicos de este gobierno, que colocaron en la portada de las noticias a nivel mundial al Presidente Vizcarra, por la difusión de unos audios en los cuales estaría instruyendo a dos de sus subordinadas, como en una escuelita de primaria, a cambiar las versiones respecto a las visitas de su negado amigo Richard Cisneros, popularmente conocido como “Richard Swing”, el cual se hizo conocido en esta historia por haber sido contratado en nueve oportunidades por el Ministerio de Cultura para realizar tareas tan innecesarias como diseñadas a su medida y con sumas nada despreciables ¿Cuál es el vínculo que los mantiene unidos? Eso aún no se sabe, pero se tejen miles de versiones.
Posterior a la difusión de los audios, inmediatamente se admitió con 65 votos a favor, la moción de vacancia presidencial, por el polémico caso “Richard Swing”; sin embargo, se tomó conocimiento que previo a la presentación de dicha moción, el presidente del congreso, Manuel Merino, habría llamado al comandante general de la Marina, almirante AP Fernando Cerdán, para supuestamente hacer “un llamado a la calma” ante la crisis política que vive el país. ¿Fue cierto o no el contenido de la llamada? Tampoco se sabe con certeza, pues en este caso la mayoría presume que fue con la intensión de conspirar contra Vizcarra.
La respuesta del Presidente fue inmediata, pues el lunes, cuando se presentó a dar el mensaje a la Nación, se pensó que tocaría alguno de los puntos por los cuales se le cuestiona; sin embargo, su mensaje solo sirvió para ofrecer disculpas por el hecho de que “una persona del despacho presidencial ha generado esta situación” y que volviera a hablar de la conspiración de la que se considera víctima.
Es decir, no hizo un mea culpa, y por el contrario, culpó a otros de lo que está sucediendo; por si esto fuera poco y al estilo de una novela de Alejandro Dumas, habló de sedición y conspiración para destituirlo del cargo, así como de un supuesto gabinete que se estaba formando a su vacancia.
Si bien es cierto, considero que una llamada inoportuna por parte del presidente del congreso la cual traerá como consecuencia que la moción de vacancia pierda fuerza y probablemente no lleguen a los 87 votos, puede tergiversarse; no obstante, esto no justifica los delitos en los que de probarse, estaría inmerso el Presidente, como son obstrucción a la justicia, encubrimiento real y banda criminal; por lo que, en lugar de estar victimizándose, debería estar pensando en cómo responder a esas acusaciones y dejar a un lado la paranoia y esas ideas de conspiración.