Cuestiones de confianza que saben a caprichos presidenciales

Por: Amelia Quesquén

Aún no logro entender al presidente, o de repente si, pero quiero que mi cabeza no contemple ideas maquiavélicas que parecen sacadas de una novela de Mary Shelley. En realidad, aparte de la situación actual por la que estamos afrontando con el archivamiento del proyecto de reforma constitucional para adelantar las elecciones del 2020 y la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional; me pongo a pensar y digo: ¿Qué es lo que en el fondo pretende? ¿Otra vez un mensaje pidiendo cuestión de confianza? ¿Es ésta otra excusa para imponer lo que quiere? ¿Está buscando que le nieguen la confianza para que se encuentre facultado a disolver el congreso? Y estoy segura que como yo, muchos de ustedes se realizan las mismas preguntas, aunque algunos con hipótesis catastróficas diferentes pero en las conclusiones nos vamos asemejando.

Para ponernos un poco en orden y tratar de entender este tsunami que se nos vino, empecemos por tener claros algunos conceptos, partamos por el más reciente:

¿Qué es la cuestión de confianza?

De acuerdo al Tribunal Constitucional, la cuestión de confianza tiene la “finalidad de brindar al Poder Ejecutivo un amplio campo de posibilidades en busca de respaldo político por parte del congreso, para llevar a cabo las políticas que su gestión requiera”. Como en nuestro caso, donde quieren que se apoye la propuesta de cambiar las reglas de elección de los magistrados del TC. (Por los motivos que fueran)

Esto es, se utiliza por el Poder Ejecutivo para iniciar políticas que requerirán el actuar del congreso.

¿Qué pasa si le niegan la confianza?

Como recordaremos, el Congreso de la República ya le negó la confianza a un gabinete del este gobierno (Fernando Zavala); entonces, si el parlamento le negara la confianza al gabinete de Salvador del Solar, el Presidente de la República estaría facultado para disolver el congreso, quedando en funciones la Comisión Permanente hasta que se convoque a elecciones en cuatro meses ¿Será eso lo que pretende Vizcarra?

Aquí es donde se produce lo que se define como una “crisis total del gabinete”, y todo el Consejo de Ministros debe renunciar. Además, ninguno de los ministros podría volver a su puesto.

Sabiendo todo eso, no entiendo por qué abusa de la facultad que tiene para poner entre las cuerdas al legislativo, basándose en un criterio autoritario, popular y con ánimos de minimizar al parlamento, creando un precedente pésimo que determine la relación legislativo-ejecutivo, a futuro ( Si es que lo hay).

Por ahora, lo que podría pasar es que el legislativo otorgara la confianza (puesto que no querrían quedarse sin facultades o disueltos) y dilatarán la modificación de las reglas de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional; sin embargo, si bien es la medida menos perjudicial para el legislativo y la institucionalidad (el mal menor), no viene siendo la idónea, pues demuestra las ansias de permanecer en su curul y la falta de gobernabilidad del presidente.

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