Crónica de un gabiente negado

Por: Sergio Llufire García

El día martes 4 de agosto, muchos peruanos amanecimos con la noticia de que el Congreso le negó el voto de confianza al gabinete presidido por el polémico ex Premier Pedro Cateriano. A causa de esta negación el controvertido jefe de gobierno, mas no de estado, Martin Vizcarra tuvo que armar un nuevo gabinete, el cual juramento el día 6 de agosto y se encuentra encabezado por Walter Martos. No es por manifestar una conducta supersticiosa, pero durante el gobierno del 2011-16 tuvimos un caso similar en donde se escogió a una persona para este cargo del mismo perfil que Martos, quien lo asumió en ese momento fue el ex militar Oscar Valdés.

Con el panorama anteriormente mencionado, un considerable sector de la población ha manifestado su malestar ante la pésima gestión que viene desempeñando el presidente de la república quien al ratificar en el cargo de Ministro de Educación a Martín Benavides quien fue catalogado por un grupo de periodistas como el detonante del desmoronamiento del fugaz y breve gabinete Cateriano. Esta medida  puede ser interpretada como una maniobra de confrontación contra el Congreso de la República, el cual tiene como objetivo interpelar a este nefasto funcionario público, quien debe de responder y dar explicaciones ,ante la representación nacional, sobre el escándalo de las laptops y tabletas que se prometió entregar a los alumnos de escasos recursos desde el inicio de la crisis sanitaria, por lo que podemos constatar que el presidente hace caso omiso a sus declaraciones sobre la unidad nacional.

“Mantengamos la expectativa y esperemos que la administración de Vizcarra demuestre vehemencia y veracidad”

Si bien el porvenir es incierto esperemos que la petición de la confianza que efectuara el nuevo premier Walter Martos al Congreso se concentre en subsanar y en atender las necesidades de la población, puesto que cada vez el índice de mortalidad va aumentando a causa del Covid-19 y los recursos  que son indispensables para hacer frente a esta gigantesca problemática cada vez escasean más, en consecuencia es el pueblo quien sufre las consecuencias de la pésima organización, producto de la extensiva burocracia representada en los 19 ministerios cuyos resultados han sido perniciosos y poco alentadores para un pueblo que ya se acostumbró al fracaso de esta administración.

 

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