12 años con El Síndrome del Perro del Hortelano

Por: Diego Peña

 “Si no lo hago yo que no lo haga nadie”, esta frase personifica lo que actualmente pasa en nuestro país en temas económicos. Alan García escribía exactamente hace 12 años El Síndrome del Perro del hortelano y parece que no hemos aprendido nada de esas proféticas líneas. Afirmando que como país tenemos recursos que no sabemos aprovechar o por decir de una forma, no queremos aprovechar.

Escribe Alan García (octubre 2007): (…) El primer recurso es la Amazonía. Tiene 63 millones de hectáreas y lluvia abundante. En ella, se puede hacer forestación maderera especialmente en los 8 millones de hectáreas destruidas, pero para eso se necesita propiedad, es decir un terreno seguro sobre 5.000, 10.000 o 20.000 hectáreas, pues en menos terreno no hay inversión formal de largo plazo y de alta tecnología. (…)

Estimado lector, ¿Qué tenemos actualmente? Conflictos en la amazonia, con el oleoducto norperuano con comunidades a las cuales no se les escucha y lamentablemente en muchos casos sus protestas son azuzadas por la extrema izquierda. Como segundo recurso está la tierra y esto escribía el ex Presidente. (…) Para que haya inversión se necesita propiedad segura, pero hemos caído en el engaño de entregar pequeños lotes de terreno a familias pobres que no tienen un centavo para invertir, entonces aparte de la tierra, deberán pedirle al Estado para fertilizantes, semillas, tecnología de riego y además precios protegidos. Este modelo minifundista y sin tecnología es un círculo vicioso de miseria, debemos impulsar la mediana propiedad, la clase media de la agricultura que sabe conseguir recursos, buscar mercados y puede crear trabajo formal. (…) Esa propiedad de la que hasta la saciedad ha explicado Hernando de Soto (…) Además existen verdaderas comunidades campesinas, pero también comunidades artificiales, que tienen 200 mil hectáreas en el papel, pero solo utilizan agrícolamente 10 mil hectáreas y las otras son propiedad ociosa, de ‘mano muerta’. Pero la demagogia y el engaño dicen que esas tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados y que esa organización comunal es la organización original del Perú, sin saber que fue una creación del virrey Toledo para arrinconar a los indígenas en las tierras no productivas (…)

En tercer lugar, se encuentra la minería. Escribía García (…) Cuando voy a la ciudad de Ilo y veo su desarrollo urbano, que es el más avanzado del Perú, sé que es producto de la minería y de la pesquería y me duele comparar eso con el pueblo de Ayabaca, que tiene más recursos mineros que la mina de Cuajone en el sur, pero que vive la mayor pobreza. Y es que allí el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista. Pero siempre anticapitalista, contra la inversión, sin explicar cómo, con una agricultura pobre, se podría dar un salto a un mayor desarrollo. (…)

En cuarto lugar, (…) Japón tiene menos riqueza pesquera, pero come cinco veces más pescado por año y por habitante que el Perú, porque ha desarrollado su maricultura. Pero aquí, cada vez que se quiere otorgar un lote de mar para que un inversionista ponga sus jaulas de crianza artificial, aumente la producción y cree trabajo, reaccionan los pescadores artesanales de la caleta cercana, que ven nacer una competencia más moderna y dicen que se está bloqueando su derecho al libre paso, que se contamina el mar y otros invocan lo sagrado del Mar de Grau, en vez de aceptar esta nueva actividad que podría generar cientos de miles de empleos. (…)

A ello, agreguémosle, la riqueza hidroeléctrica, las lluvias de nuestra cordillera y lo más sustancial, el capital humano de cada uno de nosotros -los peruanos- lleno de emprendimiento e ingenio. Pero lamentablemente, ha pasado más de una década y seguimos con los mismos conflictos, pero con menos expectativas de crecimiento. Estimado lector somos el país con mayor espíritu emprendedor en América Latina y quintos en el mundo, por ello, estoy convencido que se puede hacer de nuestro país un caso de éxito y crecimiento constante no solo de 26 años, sino del doble, incluso el triple, siempre y cuando dejemos ser reducidos de cerebro al creer que “Papá Estado” nos tiene que mantener siempre, como predica la izquierda, porque ello, genera incompetencia.

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